divendres, 11 de maig del 2012

Lactancia prolongada fuera del armario


Por fin. La lactancia prolongada empieza a salir definitivamente del armario, y la mejor muestra es la portada del próximo número de la revista TIME.
En ella sale Jamie Lynne Grumet con su hijo de tres años en Los Angeles. Dentro todo un reportaje que incluye otras fotos de lactancia prolongada y un debate sobre la crianza con apego 20 años después de la publicación del libro del Dr Sears.
Me resulta absolutamente esperanzador que más y más madres vayan redescubriendo el placer la lactancia prolongada. No por obligación, no por sacrificio, no por las ventajas de la leche ni por las inmunoglobulinas ni por los ácidos grasos ni nada…Simple y llanamente por una razón: el placer. Es tal el tabú, el placer está tan perseguido en nuestro mundo…Que resulta casi subversivo amamantar durante años. Como dice Isabel Aler, la lactancia materna es un acto de insumisión. Y en mi humilde opinión, una hermosa manera de cambiar el mundo. Conté hace algun tiempo mi experiencia con la lactancia en el blog de El parto es nuestro en un texto que titulé El placer de la lactancia prolongada.
Entiendo, acompaño, sostengo y respeto a las madres que no desean o no pueden amamantar a sus bebés. Como profesional les ayudo a minimizar los efectos de la lactancia artificial y a dar el biberón como si fuera el pecho, para que la única diferencia sea la composición de la leche. No creo que nadie sea mejor madre por dar el pecho, ni deseo que ninguna madre se sienta juzgada por sus decisiones en la crianza.Creo que sostener la crianza de las niñas y los niños es tarea de toda la sociedad y son demasiadas las madres que se encuentran absolutamente solas. Pero si creo de verdad que la lactancia cuando está bien instaurada es una gozada absoluta, un regalo de la vida, un abrazo y una maravilla.  Y por eso lo proclamo y me parece que esta portada de TIME es digna de ser celebrada.

1 comentari:

Anònim ha dit...

Un pasito más en la aceptación social de la lactancia materna prolongada, sí señor. A ver si cunde el ejemplo.