diumenge, 28 de febrer del 2010

la leche materna cambia dependiendo de la hora



Un estudio español, liderado por la Doctora Cristina Sanchez y publicado en la revista Nutritional Neuroscience ha confirmado que la composición de la leche materna varía durante el día, asi encontramos que por la mañana contiene determinados componentes estimulantes y por el contrario la de la noche es relajante y favorece el sueño del bebé.
Es importante que las madres que se extraen la leche tengan en cuenta este dato y se la den a la misma hora que se la extrajeron, como nos dice la Doctora Sanchez: "Al igual que no darías a nadie una café por la noche, con la leche pasa lo mismo; tiene componentes que son propios del día y promueven la actividad del lactante, y otros propios de la noche que facilitan su reposo”


Fuente de la noticia: Revista Mente Sana

dimecres, 24 de febrer del 2010

de que manera la globalizacion está afectando al parto y al nacimiento

Probablemente la mayoría de vosotros sabéis que Estados Unidos ha sido el primer país en la historia que ha eliminado la profesión de comadrona. Siguiendo el liderazgo de Estados Unidos, Canadá fue el segundo país, haciendo de la mayor parte del continente de América del Norte un territorio ilegal para el ejercicio de la profesión de comadrona. Sólo la barrera lingüística y las profundas diferencias culturales entre Estados Unidos y México protegió a las «parteras» mejicanas de este fenómeno. La aniquilación de la matronería fue un experimento social de carácter masivo que, durante un largo período, causó para las mujeres la pérdida de una fuente de conocimiento sobre las capacidades de sus propios cuerpos. Generaciones sucesivas de mujeres norteamericanas no creían que podían dar a luz sin fórceps, analgésicos, hospitales, doctores y episiotomías. Por otra parte, ya nadie creía que la leche materna fuera buena, ya que muy pocos médicos sabían algo sobre la lactancia materna. Siguiendo los consejos de sus médicos, las mujeres muy obedientes, alimentaron a sus hijos con leche de vaca, creyendo que esta alimentación produciría niños más sanos que los niños alimentados con su propia leche. Todos estos cambios radicales sucedieron en el mismo período en que las mujeres norteamericanas obtenían por primera vez el derecho de voto. De hecho la matronería había sido ya destruida en EU y Canadá antes de que las feministas se dieran cuenta de cuán importante era una matronería fuerte y autónoma para proteger el conocimiento y la sabiduría de las mujeres en cuánto a su capacidad de parir y amamantar. Las feministas tenían en esa época muchas otras prioridades, por lo cual los temas ligados al nacimiento no emergieron durante un largo período. Durante la primera parte del siglo XX, fue difícil para las mujeres darse cuenta de que no eran los hospitales y los médicos los que hacían que un nacimiento fuera más seguro que 100 años antes. No tenían consciencia de que eran las mejores condiciones sanitarias, el agua potable, las mejores vías de comunicación y de accesibilidad, junto con la técnica de transfusión sanguínea las que contribuyeron a reducir constantemente las tasas de mortalidad materna entre 1936 y los años 1970 y no el hecho de que 99% de los nacimientos fueran hospitalarios. Cuando las mujeres comenzaron a entender esto, reaccionaron en contra de la deshumanización de los partos hospitalarios, quedándose en sus domicilios para dar a luz con amigas que escogían para oficiar de comadronas. Este fenómeno cogió por sorpresa al cuerpo médico. El movimiento de parto natural que comenzó en los años 60 demostró que las mujeres podían, mediante la organización y la acción directa resucitar una profesión que había sido despreciada y rechazada. Cuando mujeres norteamericanas -como fue mi caso-, descubrimos formas de aprender a ser comadronas, supimos que Europa y el resto del mundo no habían seguido el ejemplo de EU y que por el contrario, habían mantenido la profesión, y en el caso de los países más avanzados, habían formalizado la formación de comadronas. Quizás no puedan imaginar cuán excitante fue para nosotras, en EU, saber y darnos cuenta que la matronería había sobrevivido en todas partes. Comencé a entender que las comadronas en Europa no habían sobrevivido en todos los casos con su profesión intacta. Por «intacta» entiendo con el tipo de autonomía que nosotras por lo menos en nuestro pueblo, consideramos necesaria. Pero con una profesión legal y aparentemente floreciente en todos los países europeos, pensamos que los europeos estaban más adelantados que los americanos y que habían evitado la pérdida de los conocimientos acerca del parto que habían sufrido las mujeres en EU y Canadá. Esta pérdida del conocimiento que produjo un incremento tan importante de cesáreas y de partos instrumentados. Empecé a ser consciente de los efectos de la globalización en el nacimiento a través del mundo cuando leí acerca de cómo los grupos hospitalarios americanos compraban hospitales en cualquier país rico donde había hospitales para comprar. Este fenómeno me chocó y me preocupó, porque supone que estas empresas estaban lanzando sus tentáculos tan lejos como podían y -si la gente y los gobiernos se descuidaban-, las corporaciones americanas iban a influenciar la atención sanitaria en países que estaban actualmente brindando una mejor atención sanitaria que la que muchos ciudadanos americanos reciben. De la misma manera que la firma MacDonalds se expandió en el mundo como una enfermedad contagiosa, así el estilo «MacParto» de atención a la maternidad empezó a remplazar mejores y más saludables sistemas locales de atención materno-infantil. La característica clave del modelo «Macparto» es la utilización frecuente de drogas farmacéuticas y de tecnología médica que genera ingresos a ciertas empresas. Digámoslo claramente: un alto porcentaje de partos sanos, naturales en cualquier país es una mala noticia para estas empresas. Sin embargo, esto es bueno para la salud pública, y esto es lo que debemos subrayar a la población, a los ministros de salud y a los gobiernos de nuestros propios países. Las empresas no colocan a la salud pública entre sus prioridades. Nosotros lo sabemos cuando vemos el crecimiento incontrolado y la extensión de la biotecnología, de los alimentos y los medicamentos genéticamente modificados, la energía nuclear, los tratamientos hormonales substitutivos, la medicina de la fertilidad, la cirugía estética, impresionantes campañas de marketing para vender todo lo citado a gente que realmente no necesita de estos productos y servicios. Los beneficios son el único motor de estas empresas y debemos ser conscientes de ello. El sueño de las empresas en cada país del mundo sería que las mujeres planifiquen la fertilidad desde su más temprana edad tomando pastillas anticonceptivas hasta que estén listas para tener una familia, que programen sus partos por cesárea precoz, que aquellas que quieran parir por vía vaginal deban justificar su opción, que la depresión postparto que resulte sea tratada con drogas, que todos los bebés sean alimentados con alimentos especiales, que las mujeres tomen hormonas durante la menopausia y continúen tomando por el resto de sus días. Por todo ello, vale la pena estudiar lo que ocurrió en EU a principios del siglo XX, en un tiempo en el que las mujeres aprendieron a temer sus propios cuerpos. Cuando las mujeres respetan sus propios cuerpos y entienden como acceder a su química interna para facilitar el parto y la lactancia, las estrategias de marketing no funcionan. Es fácil difundir miedo a través de los medios de comunicación. Hollywood lo ha demostrado. Cuando analizamos el crecimiento de las tasas de cesáreas en la mayoría de los países europeos en las últimas dos décadas, debemos reconocer que las películas americanas y los programas de televisión tienen una gran responsabilidad en la difusión y el marketing de la tecnología en torno al parto y al nacimiento. Debemos ser muy creativos e inteligentes cuando ideamos estrategias para convencer a las mujeres de que sus cuerpos no son máquinas deficientes y que la manera más cara no es siempre la mejor manera. De lo contrario, el mundo de pesadilla que creamos nos destruirá a todos. Yo sugiero que hagamos el mundo para las generaciones futuras protegiendo el principio básico de las comadronas que creen que el cuerpo de las mujeres ha sido maravillosamente creado para realizar el acto de dar a luz y que enseñemos a las mujeres (y al público en general) cómo el parto institucional tiende a socavar la confianza de las mujeres en sus propias capacidades. Esta será una gran tarea, pero yo creo que es realizable.

Ina May Gaskin

Extraído de la web Casa de Naixements

dissabte, 13 de febrer del 2010

CONCURSO FOTOGRÁFICO LACTANCIA MATERNA

Estimadas compañeras y compañeros: os enviamos el anuncio de la edición 2010 del concurso. De todas formas teneis toda la información en www.grupnodrissa.org
Si pensais concursar, sería aconsejable que la consultárais.
Os rogamos la máxima difusión, ya que todavía no tenemos los carteles y trípticos en papel, y no sabemos si llegarán a tiempo. Este año no depende de nosotros: no hemos cobrado la subvención del año pasado y estamos sin blanca; todo depende de que la Conselleria los edite por su cuenta. De todas formas, a veces es mejor no imprimir cosas innecesariamente.

Muchas gracias por vuestra ayuda.

Saludos
Laura Pacheco
Grup Nodrissa


dimarts, 2 de febrer del 2010

Los recién nacidos y los niños pequeños también sienten

Un recién nacido en una incubadora. (Foto: Joe Shalmoni | Reuters)
Un recién nacido en una incubadora. (Foto: Joe Shalmoni | Reuters)

25 de enero de 2010.- Contrariamente a lo que muchas personas creen, que los recién nacidos y lactantes pequeños sólo comen y duermen pero no sienten, todos estos niños, ven, oyen, sienten, se excitan, se sobresaltan, se asustan y también se relajan. Esto último se consigue utilizando las mismas técnicas con las que se sedan, tranquilizan y relajan los niños de mayor edad y los adultos, que lo hacen con las palabras, caricias, arrullo y música suave.

Un estudio recientemente publicado en la revista científica 'Pediatrics' (R. Lubertzy, Enero 2010:e24-8) ha encontrado que los recién nacidos prematuros que escuchan música de Mozart gastan menos calorías, de las que se administran con la alimentación, y en consecuencia ganan más peso que los recién nacidos que no escuchan música. Desde hace unos años se conoce que los recién nacidos que escuchan música tienen, después de que esta finaliza, una frecuencia cardiaca más baja que cuando no escuchan música (Arnon S. Birth, junio 2006; 33:131-136). También se ha podido demostrar que los recién nacidos prematuros para los que la ganancia de peso es tan importante, porque antes salen del hospital, gastan menos energía y en consecuencia ganan más peso cuando reciben masajes, respecto a los días que no reciben masajes (Lahat S, J. Am. Coll. Nutr 2007; 26:456-9).

En las Unidades de Neonatología, lugar donde están ingresados los recién nacidos y los prematuros, bien dentro de sus incubadoras o ya fuera en cunas, precisan de un ambiente confortable, con mucha tranquilidad, ausencia de ruidos, música ambiental suave o clásica, actividad en los cuidados relajada sin estrés o con el mínimo. Depositar bruscamente un objeto encima de la incubadora, golpear ésta con la mano, abrir con brusquedad las ventanillas para acceder a su interior o manipular sin suavidad a estos niños, les produce estrés, aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, y de la tensión arterial y gran disconfort.

Todos los recién nacidos y lactantes pequeños sienten y se les debe procurar un ambiente térmico apropiado, ausencia de ruidos violentos para permitir el sueño, cosa que hacen casi todo el día, arrullos, caricias y masajes en los periodos de vigilia, luz suave u oscuridad para facilitar el descanso o el despertar. El contacto de la piel de la mamá con la del bebé es fundamental porque esto les produce a ambos sensación de confort y seguridad. Los niños tienen un sueño de mayor calidad y a la madre le facilita la secreción de lactancia materna, auténtica fuente de salud.

Un reciente estudio realizado con 620 recién nacidos sanos a los que se les produce dolor al administrarles una vacuna por inyección en el muslo, ha demostrado que el contacto de la piel de las madres con la piel de sus hijos tiene grandes efectos analgésicos en estos niños, que lloran menos intensamente y durante menos tiempo que el grupo de niños en los que no se produjo este contacto madre-niño (A. Gomes et al. Pediatrics 2009; 124:e1101-e1107).

Los lactantes y niños mayores también se benefician de la música y de otras formas de relajación. En las Unidades de Cuidados Intensivos Pediátricos y en otros lugares de hospitalización, con frecuencia existen demasiados ruidos, unas veces justificados por la actividad o por las alarmas de los monitores y aparatos que vigilan o tratan a los niños enfermos, pero otras veces no justificados, al hablar excesivamente alto o por otras razones. Es necesario, sin embargo, que exista un ambiente relajado, sin ruidos o mínimos, con música ambiente suave, luz adecuada a la hora del día, al menos un familiar con cada niño para arrullarle y acariciarle, en definitiva, para que estos niños se sientan protegidos y seguros.

La música y otras formas de relajación se tendrán que imponer en nuestras unidades de hospitalización, no solo para que los trabajadores sanitarios y acompañantes se sientan mejor, también porque tienen efectos terapéuticos aún poco reconocidos. Un estudio realizado en 80 niños recién operados ha demostrado que la música también reduce el dolor postoperatorio y la ansiedad, disminuyéndose así el consumo de analgésicos (Nilsson N, Pediatr Anaesth 2009; 19:1184-90).

Es necesario por tanto no solo investigar, también poner en práctica los conocimientos actuales sobre los sentimientos y las formas de confortar a los niños enfermos, esto también es investigación y probablemente de alta eficacia y bajo costo.


Juan Casado es jefe de Servicio del Hospital Infantil del Niño Jesús y profesor de pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid.
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2010/01/25/saluddelnino/1264411467.html